Gemas: El ópalo


El ópalo noble es uno de los minerales más hermosos que existen en la naturaleza. Ofrece un interminable juego de colores que depende de la orientación y el ángulo de incidencia de la luz. Gracias a la sucesión de pequeños cristales laminares de cristobalita y tridimita, que actúan como rejillas de difracción, podemos disfrutar de un cotizado y pétreo espectáculo. Ahora sabemos algo más sobre su porqué. El geólogo Brian Senior (BR & Associates LTD) y el físico Lewis Chadderton de la Universidad Nacional de Australia en Canberra han descubierto que el fenómeno tiene su origen en las pequeñas cantidades de uranio radioactivo presentes en el mineral.

El ópalo noble se diferencia del ópalo común en que contiene esferas de sílice, las lepisferas, de unos 200 nanómetros (1 nm = 1·10-9 m) de diámetro organizadas regularmente en una "supermalla". El juego de colores se produce por la difracción de la luz a través de la supermalla, que actúa como una rejilla de difracción.


Figura. La fuente de luz se difracta a través de la rejilla S1, formada por el interstício entre lapisferas. Cuando llega a la segunda capa de lapisferas, vuelve a difractarse a través de rejillas S2 y S3 sucesivas, produciendo un patrón de interferencia. Como olas en un estanque, cuando dos ondas de luz que se superponen están en fase, forman una "ola de luz" más intensa. Por el contrario, cuando el máximo de una se solapa con el mínimo de otra, producen oscuridad. (Crédito Lenticon)

Senior y Chadderton han descubierto que la supermalla de esferas se forma gracias a la presencia de minúsculas cantidades de uranio. Al parecer, los productos de desintegración del uranio actúan como semillas para la formación de esferas de silice durante el proceso de sedimentación.

Pero el estudio no se queda en una mera explicación académica. Senior y Chadderton están hallando nuevos yacimientos de ópalo gracias a la débil radioactividad del uranio presente. Realizan un mapa en profundidad de la radiactividad practicando un taladro en el suelo e insertando por él un detector de rayos gamma. Los aumentos de actividad registrados por el detector determinan los puntos de interés. Ambos investigadores afirman que la técnica podría revolucionar la industria del ópalo en Australia, país que produce el 90% mundial del ópalo noble.

Antiguamente los ópalos procedían de yacimientos, ahora agotados, en Eslovaquia. En Australia fueron halladas las primeras fuentes de ópalo en 1863. Hoy encontramos ahí concentrado el 98% del mercado mundial. El pueblo de Coober Pedy en el desierto de South Australia depende casi exclusivamente del mercado de los ópalos. En México se produce la variedad de ópalo de fuego, además de otros colores. La variedad Geiserita aparece depositada en géisers del parque de Yellowstone.

Fuentes: Wikipedia y Weblogs

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